La semana pasada platicaba con dos amigos acerca de los clientes "complicados" y como muchas veces tenemos que tragarnos el orgullo, hacer un nudo en la garganta para no decir lo que pensamos en el momento, y calmarnos.
A lo largo de la vida en general y de la vida laboral nos topamos cada cierto tiempo con una persona así, de esas que te sacan te tus casillas solo por el placer de hacerlo, porque saben que tienen "el poder" de hacerlo, porque esperan que no les respondas, porque hacer menos a los demás, y tratarlos de incompetentes hacia abajo, los hace sentir "grandes".
Sin embargo, los años de experiencia, que pueden no ser muchos, pero que ya suman casi quince desde que me gradué, me han enseñado que es difícil razonar con la pared; que es difícil hacer entender a quien no quiere hacerlo, a quien pretende imponer su voluntad como una verdad total y absoluta; es así como, con el tiempo (y a fuerza de unos cuantos golpes en el orgullo) he aprendido a tratar con personas así; aunque siendo sincero, eso no quiere decir que solamente los tolere y "aguante vara" por el simple hecho de que no van a modificar su posición, no señor!, la clave está en saber cuándo abrir la boca, cuándo los argumentos que puedas presentar serán tan contundentes que ni los gritos y manotazos pueden ocultarlos, y es ahí, donde finalmente se obtiene la recompensa, la satisfacción de probar que se tenía razón.
No puedo negar que el nudo en el estomago sigue ahí cada que hay que lidiar con alguien así, pero hay que entender que es normal encontrarlos, hasta común, eso no va a cambiar.
Al final, cada quien su estilo de hacer las cosas. Yo? yo opto por las razones, por utilizar el sentido común, por convencer en vez de obligar, quienes te rodean lo valoran y lo agradecen...
...y eso hace la vida mas fácil.