viernes, 27 de diciembre de 2013

...de reencuentros.

Fue así, como si nada que pasó un año, pensando sin decidir qué podría escribir que fuera interesante, que tuviera coherencia, algo con lo que me sintiera cómodo. Que fuera algo que quisiera compartir y que valiera la pena leer.


Porque ellas nunca fallan, las ideas vienen, pero solo vienen de noche; dan vueltas, se amontonan en mi cabeza, desplazan al sueño, se instalan, se sienten importantes, en ocasiones hasta interesantes, y juegan entre ellas, se combinan, se retan por ver cual es mas importante, por ser la primera en ser desarrollada y escrita, por ser la que mas tiempo ocupe rondando mi mente, desplazando el sueño; solo que pronto llega el día y con él las tareas cotidianas; y de nuevo se han ido. Relegadas por una vida llena de actividades, de ajetreo, de ruido.

Aunque en honor a la verdad debo dejar claro que no es que el ajetreo y el ruido no sean buenos o me queje; por el contrario, la vida que me ha tocado vivir es mucho más de lo que pudiera haber imaginado, está llena de increíbles seres e imborrables momentos, es solamente que en ocasiones quisiera poder "abstraerme", hacerme a un lado y contemplarla; reconocerla, valorarla. 

Y es ahí donde retomo este espacio semi-abandonado y redescubro su importancia, su valía; porque como ninguna otra actividad me obliga a poner en orden algunas ideas que van, vienen y se me escapan entre el querer y el deber.


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