Hace años, cuando el hermano mayor de mi papa enfermó
y quedo paralizado, lo único que supe fue que los doctores no atinaban a
diagnosticarlo; lo que yo recuerdo, es verlo llorar cuando sus hijas o mi tía
le preguntaban algo y el aparentemente trataba de responder, logrando únicamente gesticular un poco...
Años después, mi abuelo sufrió algo similar, esta vez con
diagnóstico: embolia. La primera le quitó la movilidad a la mitad de su cuerpo; la
segunda, lo dejo casi postrado. Igual lo recuerdo con ojos lagrimosos
escuchando mientras yo le contaba algo o hacía esfuerzos por adivinar lo que quería decir o lo que necesitaba.
Después, vi miedo en los ojos de mi padre; un miedo que ahora entiendo: el miedo a correr la misma suerte, a quedar atrapado en un
cuerpo que lo responda; porque, sufrir una enfermedad que incapacite, si no estás consciente, quizá no esté tan mal,
pero que sucede si la mente, o por lo menos la consciencia está lo suficientemente alerta
para entender la situación, pero no para manejar al cuerpo?
Debe ser el más
aterrador de los encierros, estar atrapado en tu propio cuerpo.
Alternativas? Tratar de reducir los riesgos, tratar de vivir sanamente, y en última instancia, hablar con las personas cercanas, acordar un método de comunicación que pueda ser usado en un caso tan extremo, que permita al menos diferenciar entre un "si" y un "no" a quien esté incapacitado. Yo, lo platiqué con mi papá, y llegamos a un acuerdo. Si a alguno de los dos nos sucede eso en algún momento, utilizar tarjetas con respuestas opuestas para preguntas determinadas, que puedan ser respondidas ya sea con algun movimiento que pueda ser tan sutil como el movimiento ocular.
Extremista?
Fatalista?
Puede ser, pero nada me cuesta haberlo hablado, saber que en caso necesario al menos esa alternativa podría tener.
Dicen que el miedo no anda en burro...