viernes, 18 de noviembre de 2011

Naco, yo?


Esta mal referirse a alguien utilizando la palabra “naco”?

En que momento dejó de ser un adjetivo para definir a alguien sin educación, a un “insulto degradante” que atrae más malas miradas hacia quién lo expresa? Ahora al parecer, es socialmente inaceptable emitir dicho juicio hacia alguien en público, sin embargo, sigue siendo igualmente usado.

Este término, guardando su debida proporción, me recuerda la costumbre estadounidense de evitar el término “black” para referirse a las personas “afroamericanas”, como si, solo por no llamarlas así, se les diera siempre su lugar como iguales. Desde mi perspectiva, si los considerasen iguales, simplemente serían “americans” sin necesidad de hacer la diferenciación. En fin, ese es otro tema.

Al buscar una definición, encontré lo siguiente:

Naco.- Palabra peyorativa usada en México para describir a personas de malos modos y pobremente educadas de clases sociales bajas. Es el equivalente al término “White trash” en la cultura estadounidense. Mientras que en Náhuatl la palabra “naka” significa “carne” o “gente”, los Aztecas preferían la palabra “tlaca” para referirse a la gente, mientras que “naka” era utilizada primordialmente para referirse a la carne. Es erróneo creer que “Naco” y “naka” están relacionados. “Naco” es un apócope derivado de la palabra Nahuatl “nacayote”, “najayote” o “nejayote”, agua de desecho derivada de procesar el nixtamal la cual era comparada sarcásticamente con la baba por los Aztecas. Por tanto, “nacayote” fue originalmente usada para una persona estúpida. Durante el siglo 20 la palabra fue recortada a “naco” y cambió su significado de “estupidez” a “ignorancia”. Un naco es usualmente asociado a las clases de bajo nivel socio-económico o indigentes, pero también incluye a los llamados “nuevos ricos”.

A partir de lo anterior, me pregunto:

Cómo es que llegamos a acuñar términos como “lo naco es chido” o “dejar salir al naco que todos llevamos dentro”?

Está bien ser naco o actuar nacamente?

En vista de la proliferación de actitudes que el general de las personas considera como “nacas” y que sin embargo, en lugar de vergüenza, causan gracia (como ejemplo, los vergonzosos personajes de Consuelo Duval y Adrián Uribe), cualquiera diría que hemos terminado por aceptar que serlo o actuar como tal está bien. Yo opino que no.

Lo más curioso, es que, el ser “naco”, es relativo y cada estrato social determina para ellos mismos lo que es naco y lo que no. A partir de este criterio, obviamente, lo que para cierto nivel socioeconómico es aceptable, para el siguiente escalón hacia arriba, puede resultar “naco”.

Es ahí, cuando la palabra deja de ser un adjetivo para alguien sin educación y se convierte en el adjetivo discriminatorio para las personas de un nivel socioeconómico inferior de quien la expresa. Desde mi punto de vista, utilizarla de esta forma es tan naco, como a quien se juzga.

No quieres ser naco? No actúes como tal, edúcate, lee, aprende, respeta a quien es diferente, respeta tu entorno, tu trabajo, al ambiente, ayuda a quien no tiene tus capacidades u oportunidades.

Y no, ser naco NO ES CHIDO.

martes, 30 de agosto de 2011

...de estar en "La Cima de la Evolución"


Hace algunos días mientras esperaba un trámite en el puente internacional, pude ver un hombre que comía tranquilamente una caña de azúcar mientras esperaba revisaran su vehículo. Me dio risa lo concentrado que estaba, y a la vez, aunque sin ser sucio, su forma de comer me recordó algo en lo que en ocasiones percibo y me parece muy divertido.

Se trata de cómo, si lo pensamos, nuestro comportamiento se parece tanto a los del resto de los animales “no racionales” y de quienes la mayoría de las veces nos sentimos tan alejados y tan superiores. En fin, el hecho es que disfruto, cuando tengo oportunidad, observar el comportamiento de las personas y hallar similitudes con el comportamiento de algún otro ser vivo, como por ejemplo:

Ver a un bebé, o un niño pequeño, tratando de que su papá/mamá lo cargue y cuando lo logra, como invariablemente aferra sus piernitas alrededor del, en ocasiones protuberante, vientre del progenitor en turno, como lo hacen los chimpancés, gorilas y otros primates.

O recuerdo también, cuando iniciaba en mi carrera laboral y estaba de residente en una construcción, a Don Joaquín, un albañil de alrededor de 70 años, que después de calentar los tacos que le hacía su esposa y le enviaba de lonche, se sentaba en “cuclillas” mientras saboreaba esos deliciosos tacos de papa o de frijol que no pueden encontrarse en ningún otro lado, ni pueden tener el mismo delicioso sabor, si no son calentados en una lámina semi-cubierta de concreto y calentados con leña de pino, obtenida de los sobrantes de alguna cimbra. Lo más gracioso es que Don Joaquín no tomaba el taco como lo hacemos la mayoría, que con mucha precaución para no ensuciarnos, lo tomamos de la parte superior, dejando que lo que tenga que caer, caiga. No, él lo hacía tomándolo con toda la mano, por el centro, rodeándolo con todos los dedos, como haciéndolo “machito”, me recordaba tanto la forma en que los pericos toman su alimento para comer.

Y que tal la manera en que los hombres, desde la adolescencia “aprendemos” a demostrar el “cariño” por nuestros amigos? Ni modo de andarnos abrazando y diciendo palabras tiernas, verdad? así que tenemos que recurrir a los golpes, empujones, zapes, etc., tal como los simios con sus similares.

O los niños jugando, retozando en un jardín, echando maromas, persiguiéndose unos a otros, me recuerdan tanto a los cachorros de los felinos, que con cualquier cosa pueden entretenerse y pasar momentos maravillosos.

Tristemente, en ocasiones, esos mismos humanos, recuerdan a otros animales, los carroñeros, los depredadores, que solo esperan el momento más vulnerable de algún otro menos afortunado para hacerse con lo que, desde su perspectiva, puede ser suyo.

Sin embargo, aun ahí hay una diferencia abismal, ellos (los animales) lo hacen para sobrevivir, por instinto, no por crueldad como algunos de nosotros, quienes a veces sin ninguna razón aparente, nos colocamos  “en el punto más alto de la evolución”.

Creo que como especie deberíamos ser un mucho más humildes y aprender de las criaturas que nos rodean.
En ocasiones me pregunto si no tendría razón aquella frase de Smith en The Matrix, cuando decía que los humanos somos un virus que solo llegamos para destruir todo lo que tocamos y que antes de nosotros vivía en orden? Es triste pensarlo, pero a veces no me parece una premisa tan descabellada.

En fin, la intención de este post no es lamentarme, sino compartirles lo divertido que es darnos cuenta que, aunque nos sintamos muy “superiores como especie” respecto a otros seres vivos, hacemos muchas cosas iguales. Chéquenlo y verán!

jueves, 25 de agosto de 2011

...de recuerdos imborrables y aniversarios luctuosos


Parece que por estos días es inevitable pensar que el mundo se está yendo al carajo, lo malo es que tenemos (por lo menos que yo recuerde) casi 10 años de pensar asi…


…todo empezó aquella mañana de martes, 11 de Septiembre del 2001. Los hechos? Todos los conocemos. Dudo que exista alguien que no recuerde donde estaba, como se enteró o que pensaba en esos momentos.

Yo? Recuerdo que en ese entonces, a mis cortos 24 años, tenía mi propio negocio. Esa mañana me preparaba para ir a la oficina,  cuando por las noticias me enteré del primer avión estrellado, asi que, raudo y veloz, tomé la TV mas fácil de cargar de casa de mis papás, la subí a mi pick up Chevrolet caja California (las nalgoncitas) y me lancé a la oficina. Ahí, recuerdo claramente haber estado sentado en un banco de restirador (quien esté relacionado con el diseño, ingeniería o arquitectura sabrá perfectamente de que hablo), con los codos en las rodillas, pensando: “el mundo no volverá a ser el mismo”.

Curioso pensamiento, si tomamos en cuenta que yo tenía solo una semana de haber visto personalmente las Torres Gemelas en mi regreso de un viaje de mochilazo por Europa que, gracias a mi negocio propio, había podido costearme. 
Recuerdo que aún estaba en la etapa en la que,después de un viaje de esa naturaleza, cae cualquier mexicano (creo) al darse cuenta de las abismales diferencias en cultura y nivel de vida que se pueden encontrar al otro lado del Atlántico. Si hasta antes de ese viaje me decía a mi mismo que no por haber nacido en Monterrey, significaba que moriría ahí, no fue hasta que visité lugares como Paris, Bruselas, Zurich o Münich, que entendí lo que significaba “otro mundo”. En fin, aun me encontraba en esa etapa en la que, además de lidiar con el “jetlag” tenía que hacerme a la idea de que yo tenía un negocio que manejar, una nómina que pagar, clientes que atender y una vida en México a la que había que volver...cuando llegó ese Martes de Septiembre.

Y lo anterior, para no mencionar que los acontecimientos se dieron un día antes de mi cumpleaños 25, asi que ahí estaba yo, apoyando la barbilla en mis codos, tratando de entender lo que estaba pasando y las implicaciones que eso tendría en mi vida…

Que lejos estaba de saber que tanto cambiaría la vida!, de saber el impacto real que ese incidente tendría para toda la economía mundial, para la vida de todos, para nuestra forma de viajar, para mi negocio. 
En fin, el mundo en que hoy vivimos, en mucho está definido por esos acontecimientos, sin embargo, mucho de lo que soy, de mis sueños, de mis esperanzas, de mis planes, de mis anhelos, de la percepción que tengo de la vida, no se debe tanto a ese hecho en particular, sino al viaje que me regalé un mes antes de que el mundo cambiara tanto, cuando aun había cierta “inocencia” en el viajar.

En algún lugar escuché algo así como: “usa el dinero para acumular experiencias, no bienes” y la verdad es que es una gran frase, llena de sentido y razón. Al igual que la lectura, viajar abre la mente a nuevas experiencias y esperanzas, sueños y anhelos.

Definitivamente el 2001 marcó un parteaguas en muchos sentidos en mi vida, afortunadamente me dejó mas el viaje, que lo que vivimos, y hemos vivido desde aquel 11 de Septiembre.

martes, 2 de agosto de 2011

...de una historia dando vueltas en la cabeza.






Esa mañana, Andrés se levantó especialmente temprano; no era su costumbre quedarse hasta tarde en cama ni los fines de semana, pero algo lo hizo levantarse poco antes del amanecer. Como era su costumbre, se preparó y salió casi sin despedirse, un ademán con la mano, y un "bye" como cada día.

Toño estaba soñando; soñaba que corría para alcanzar y subir de un salto al camión que lo llevaría al taller donde trabajaba, era el sueño de cada noche, que siempre terminaba justo antes de dar el salto para subir al camión. Fue ahi donde empezó su historia.

Andrés tuvo un día normal, la escuela le gustaba, pero no tanto como la compañía de Gabriela, a quien había conocido en el curso anterior y de quien estaba, si no enamorado, si muy enganchado, sentimiento que era mutuo, pero que no terminaba por cristalizar en una relación seria.

Un calambre despertó repentinamente a Toño, justo después de que terminara aquel sueño recurrente; era como si las piernas siguieran ahi, donde debían estar, el calambre lo hacía sentir como si nunca se hubieran ido.

Para esa tarde, Andrés tenía un plan especial, era viernes y quería salir el fin de semana, un viaje que había estado planeando hacía meses, tenían la intención se salir justo al terminar la clase de doce, les esperaba un fin de semana de escalada con los amigos, y obvio, Gabriela.

Toño no tuvo tiempo de dentenerse a lamentarse de su situación, hacía mucho que se había hecho a la idea, aunque todavía le molestaban las miradas de lástima que percibía en ocasiones de algunas personas al pasar a su lado, siempre viéndolo hacia abajo y él, casi siempre con la vista al cielo.

Un hecho raro sucedió esa mañana cuando Andrés salió de su casa, y es que, considerando el tiempo que llevaba planeando el viaje de ese fin de semana, resultaba extraño que hubiese olvidado su maleta. Eso significaría un retraso que, aunque no de consideración, si requeriría de manejar nuevamente por la ruta alterna que lo llevaba de regreso a su casa mientras el gobierno de la ciudad trabajaba en las adecuaciones de la vía rápida, que se encontraba cerrada después de los daños que sufrió con la última tormenta.

Al pasar de las tablas de madera cubiertas de cartón y un pedazo de tela que en algún momento fue una sábana azul, y que ahora formaban su cama, Toño recordó su sueño; las primeras veces que lo había tenido, despertaba sudando, con la certeza de que todo lo que le había sucedido justo después de ese salto donde siempre terminaba el sueño, había sido eso, un sueño; con el tiempo, esa certeza dejó de serlo, para convertirse en esperanza, luego duda y ahora nada.

Andrés salió de prisa, decidido a no hacer esperar a los demás mientras iba por su maleta; el resto del grupo se adelantaría para hacerse con las cosas que aun faltaba por comprar, así que al final, el retraso no lo sería tanto. Gabriela se había ofrecido a acompañarlo, pero Andrés sugirió que se quedara con el grupo dado que ella no era partidaria de perder el tiempo y tenía la costumbre de apurar al resto de sus amigas, lo que en este fin de semana en particular sería bastante útil.

Toño tenía ya un rato en el lugar donde, como de costumbre, pasaba al menos catorce horas al día, siete días a la semana; las primeras horas de cada día, vendiendo periódico; el resto, muy a su pesar, mendigando dinero a las personas que se detenían cuando la luz marcaba “rojo”. Esa parte era a la que jamás había conseguido acostumbrarse; entendía que su capacidad para trabajar había decrecido considerablemente después del accidente, entendía que todo el conocimiento y la habilidad que en algún momento había tenido, ahora no le servían de nada, pero de eso, a tener que mendigar en un crucero, había bastante diferencia; y no es que Toño hubiese sido adinerado, pero el orgullo de haberse forjado él mismo su profesión, para luego perderla en un incidente tan trivial, le seguía doliendo.

El trafico no era particularmente complicado ese día, así que Andrés iba conduciendo bastante relajado, escuchando música como era su costumbre, aunque no tan alto como lo hacía durante sus días en la preparatoria, dado que ya había empezado a percibir una leve disminución de su capacidad auditiva como resultado de su pasión por los altos volúmenes. Un detalle llamó su atención, parecía que ahora si habían puesto atención a la cantidad de tráfico que circulaba por esa calle como resultado de la desviación y habían sincronizado las luces, lo que resultaba en un menor tiempo de recorrido al que había esperado; desde el punto donde se encontraba, podía ver las siguientes cuatro luces que iban cambiando conforme se acercaba; eso lo puso de mejor humor.

En una ciudad donde la mayoría de las veces, las soluciones se dan una vez que las necesidades están por colapsar la vida de sus habitantes, el crucero donde Toño acostumbraba pasar sus días, no tenía espacio suficiente en los carriles, dado que a la administración anterior, se le había ocurrido la genial idea de reducirlos “un poco”, con la intención de hacer espacio para colocar sitios de estacionamiento y cobrar mediante parquímetros. Esto, había hecho que Toño tuviese que cambiar el sitio desde donde antes acostumbraba vender el periódico, a hacerlo justamente en la línea blanca que divide los dos carriles de circulación; un hecho que, quienes estaban acostumbrados a circular por esa calle, estaban bastante acostumbrados.

Andrés seguía viendo tres luces adelante del cruce donde se encontraba, aunque el trafico se había incrementado un poco. Sin embargo, a pesar de que no iba tan rápido, cuando la camioneta que circulaba delante de él desaceleró para virar a la derecha, Andrés decidió cambiar de carril para alcanzar la luz verde…justo en ese momento, alcanzó a ver los ojos de Toño que volteaban a encontrarse con los suyos, mientras no atinaba a alcanzar con sus manos los aros metálicos mediante los cuales impulsaba la silla que ahora era su medio de transporte. Para el momento en que los brazos de Andrés completaron el movimiento que sacaría a su vehículo de la ruta contra Toño, ya era tarde…

Cuando Toño abrió los ojos de nuevo, no sintió calambres, pudo ver su piel sin el tono que le habían dejado años expuesto al sol y al calor, aunque lo que verdaderamente lo sorprendió fue el verse de pie, sobre sus piernas, listo para empezar una caminata diferente.

Para Andrés, la historia sería otra…

miércoles, 13 de julio de 2011

...de una noche cualquiera

En ocasiones estamos tan ocupados, tan atribulados con responsabilidades, cosas por hacer, pendientes, cosas que sabemos que vendrán, problemas, etc… que decidimos no detenernos a pensar, a bajarle un poquito a la velocidad; detenernos y pensar donde estamos…y a donde vamos.

Últimamente así me he sentido, suceden a diario tantas cosas en que pensar, de que ocuparme, que preveer, que todo el día estoy como rodeado por una nube de pendientes dando vueltas sobre mi cabeza, literal, como si pudieran verse, girando, en ocasiones lentamente, otras tantas, a gran velocidad.

El problema es que, mientras estás “ocupado” apagando incendios, solucionando los pendientes más “urgentes” la nube sigue ahí, a veces pesa, pero mientras te mantienes ocupado, no te detienes a pensar en cuanto. Hasta que llega la noche, y el silencio.

Nunca he sido una persona insomne, de hecho, duermo bastante bien gracias a D_os. Siempre lo atribuyo al cansancio, aunque creo que podría dormir mas, pero en realidad durante el día no me siento cansado como para requerir dormir una siesta, sin embargo, el fin de semana pasado, justamente en el momento en que terminaba el día, la dichosa nube, se abalanzó sobre mi cabeza, y como las primeras gotas de lluvia, esas a las que les decimos “gordotas”, y que anuncian que se acerca una tormenta, empecé a sentir uno a uno los pendientes que fueron acumulándose durante un buen tiempo, y que en ese momento se decidieron a atacar todos juntos, aunque eso sí, uno detrás de otro, dándose la oportunidad de arrancar poco a poquito la tranquilidad que sentía mía, y con ella, la posibilidad de conciliar el sueño; así, pasaron las horas.

Y es que, no es fácil ser el “jefe de familia” y no es que pretenda quejarme, es simplemente que, para cuando te das cuenta, las responsabilidades de las que te haces cargo, podrían parecer demasiadas, aunque nunca serán tantas como las bendiciones y momentos imborrables, porque al final, afortunadamente sale el sol, y aunque la noche en vela pase su factura, la vida sigue, los pendientes siguen dando vueltas, pero si esa noche de insomnio no es suficiente para pensar y articular soluciones que permitan vaciar, secar poco a poco esa nube, ahí estará esperando, noche con noche, a que algún ruido te despierte, te traiga al mundo consciente y ahí, en el silencio, empiece nuevamente a mojarte, a descargarse sobre el lecho donde debías estar descansando, así que para que preocuparse?, cuando lo que hay que hacer es ocuparse?

La estrategia? La misma que ellas usan para atacar…una a la vez.

lunes, 6 de junio de 2011

...de luna llena.

En ocasiones, sin pensarlo, abrimos un cajón, encontramos un libro; abrimos un libro, encontramos un legajo; abrimos un legajo, encontramos unas hojas; abrimos unas hojas, encontramos un escrito...


Luna Llena



Finalmente estás aquí, luna llena,
iluminando la noche de mi ciudad
inundando mi rostro con tu luz;
pero existe también un lugar
donde ella te contempla
y donde también estás tú.

Dile tú, luna llena,
que desde aquí la observo
y veo sus lindos ojos,
que imagino su sonrisa;
que su imagen se refleja sobre ti
y a mi lado le siento.

Dile tú, que estás allá
cuanto la he pensado,
que vive su imagen en mi ser,
que esta noche la sentí conmigo
y algún día la podré ver.
Entonces podremos verte de nuevo
y veremos al fin nuestra imagen
en ti reflejada, juntos.

Dile, luna llena,
Tú, que estás aquí
Y estás allá,
dile a ella, que está allá
cuanto la amo
Yo, que estoy aquí.

...esperando la barbacoa

Ayer platicaba con mi papá mientras esperábamos a que nos entregaran los ¾ de barbacoa que nos íbamos a desayunar (gran manera de iniciar un domingo). En si, ya por el hecho de estar con él, era un gran domingo, dado que ya no lo veo como antes por vivir en una ciudad diferente, en fin, esa es otra historia.

Total que mientras estábamos sentados en unas sillas de plastico rojo (si, de Coca Cola), platicábamos de cómo los adorados y prolíficos Ficus en su gran mayoría murieron víctimas de la última helada que nos dejó el invierno pasado y que tan lejana parece en estos días de calor infernal. Pues mientras eso hacíamos, volteé a ver un “rabito” de planta, que deduje era una bugambilia por lo retorcido de las ramas secas, de la cual salía un único nuevo retoño, vertical, con sus hojas cubriendo la rama.

Y les hago este recuento de donde estábamos y que hacíamos, dado que, en lo particular me gusta pensar y analizar como el pensamiento va hilvanando ideas, que en la mayoría de las veces nos llevan a la solución de temas más bien prácticos, pero que en ocasiones, nos permiten pensar en cosas que van un poco “mas allá”.

Pues ahí nos encontrábamos, y de repente, mientras veía las hojas, noté (no que no lo supiera ya, pero lo noté con mas “sorpresa”) la ubicación de las espinas en la mencionada planta, mismas que en más de una ocasión terminaron por arruinar las pelotas con las que jugaba de niño, o en el mejor de los casos, me propinaron un buen numero de piquetes y rasguños en el afán de rescatar las mismas, y digo que me sorprendí, porque mientras las veíamos, noté que están directamente sobre el tallo de la hoja, justo encima de donde la hoja surge de la planta, así empezó una conversación acerca de la evolución:

- Por qué crees que están específicamente ahí?
- No lo sé, para que se espine el animal que quiera comérselas.
- Por lo menos solo se comería una, porque el piquete sería justo en la nariz, ouch!
- Pero, como llegó la planta a identificar que, con una espina evitaba que se comieran sus hojas?
- Habrá sido alguna vez que tuvo una rama rota y que funcionó?
- Pero, si es evolución, cuantas plantas tuvieron que ser comidas para que eso sucediera?
- A que enorme escala de tiempo opera la evolución…


Ahí abandono la conversación, podría seguir, puesto que el tema continuó hasta que recibimos la deliciosamente grasosa barbacoa de la que dimos cuenta ayer, pero quise mencionarla por dos razones:

La primera, porque toca un tema donde mi Fé se topa con mi curiosidad, llamémosle científica,  generalmente están contrapuestas (por obvias razones) pero con las que con el tiempo he aprendido a convivir sin sentir culpa de la segunda, a causa de la primera.

La segunda, para hacerle saber a mi padre, que se que ocasionalmente lee este blog, que lo amo, que lo admiro, que me encanta conversar con él, que siempre ha sido mi héroe y que me encanta abrazarlo, verlo y que me acompañe a comprar barbacoa…

…ah! Y que, como se lo he dicho muchas veces, para que no le quede duda, SI es mi AMIGO (él y yo entendemos perfectamente esto último).

jueves, 19 de mayo de 2011

Mi Derecho Izquierdo de ser Zurdo


Hoy me volvió a pasar, estar sentado en una mesa, de esas en las que colocan un sitio más del normal para optimizar espacio, pero que a los comensales nos deja con un problema operativo a la hora de comer.

Pues resulta que habemos a quienes este tipo de situaciones resulta más complicado de lo normal. Porque? Pues por la simple razón de que yo, como aproximadamente el 10% de la población mundial, soy zurdo.

Desde niño he escuchado historias acerca de cómo en el pasado éramos mal vistos, como si fuese una especie de enfermedad o defecto, ya saben, la típica historia en la que a los “niños de antes” les amarraban la mano detrás de la espalda para que aprendieran a escribir con “la mano correcta”. En fin, crecer escuchando esas historias me hacía sentir feliz de haber nacido cuando nací, y no antes.  O que tal la de “Los zurdos son más inteligentes” no sé si en general pueda determinarse si lo somos y la neta , me da flojera investigar en internet si existen datos probatorios, lo que sí, es que esa parte me hacía también sentir,  por lo menos, especial (en un buen sentido).

El problema radica en que, sí, somos diferentes; pero resulta que en un mundo dominado por los diestros (claro, son mayoría lo entiendo) no siempre todo es maravilloso para nosotros, es decir, tampoco es un calvario, pero hay, de vez en cuando, pequeños detallitos que te hacen la vida un poco más difícil, detalles que un diestro da por sentado.

Mis experiencias? Ah! Como no, por ejemplo:

Aquellos pupitres para dos personas típicos de las escuelas públicas eran una verdadera odisea, por no llamarlo suplicio, siempre tenía que estar pidiendo me “acomodaran” del lado izquierdo del mismo para no tener los codos chocando todo el día.

O que tal las navajas de excursión con filo para diestros? Traten de cortar algo con la mano izquierda, solo conseguirán que se atore.

No hablemos de las tijeras y ese sutil pero tan necesario movimiento entre el dedo pulgar y el resto de los dedos que hace que las hojas de la misma se “junten” para cortar papel, pero que el mismo movimiento con la mano izquierda las separa consiguiendo únicamente doblarlo.

Que me dicen de pasar los tres años de secundaria escribiendo en un pupitre individual para diestro, es decir, estar torcido todo el día mientras se escribe en una “paleta” colocada al lado contrario de la mano con la que escribes? Eso, para no mencionar las peleas por el único pupitre zurdo que la SEP tan caritativamente hizo llegar a la escuela. (Será por eso que ahora prefiero mil veces teclear que escribir?).

O el más divertido (ajá) y generador de tantos elogios por la limpieza de nuestros trabajos escritos a mano, el clásico y famoso estilo de escritura de izquierda a derecha. Cuantas páginas manchadas, tinta corrida, letras a lápiz “sombreadas” por el grafito tallado con la mano después de escribir.

En fin, este post no pretende ser queja, sino recordatorio de esos y tantos otros detalles y anécdotas, unas divertidas, otras no tanto que son parte de lo que nos hace “especiales”; aunque la verdad, después de todo este tiempo me sigue persiguiendo la duda:

 Porqué  “Diestro”, que tiene su raíz en el latín “dextro”, es alguien hábil; mientras que “Siniestro”, con origen en el latín “sinister”, (solo escribirlo evoca cosas poco agradables) se usa para eventos infelices, averías, hechos funestos, etc.

Es pregunta…

miércoles, 18 de mayo de 2011

...de infecciones, reflexiones y flexiones.

Nunca he acostumbrado medirme para comer. Alguna vez lo comenté (creo que en el post de mi abuelo). Siempre me ha gustado probar alimentos que no conozco; sin embargo, hace tres semanas empecé a sentirme mal sin haber variado mis hábitos, ni haber comido nada extraordinario; entonces, como es común (creo), cuando te duele el estómago o padeces con cierta regularidad del mismo, no vas inmediatamente al médico, sino que esperas a que “pase solo”. Solamente que en esta ocasión, no me salió.

Así las cosas, pasaron varios días y entre que mejoraba y me volvía a sentir mal, se me fueron dos semanas sin estar totalmente enfermo, ni del todo bien; lo que sí, es que en cuanto me volvía a sentir mejor, volvía a comer normalmente, hasta que, después de esas dos semanas, llegó un momento en el que ya me sentía verdaderamente mal, lo que como era de esperarse, sucedió un fin de semana, en el que los médicos están menos disponibles.

El asunto fue que durante estos días, o más bien ya pasados los días, es decir, cuando tuve la capacidad de reflexionar en el hecho, pensé cómo muchas veces oímos que la salud “es lo más importante”, o que “sin salud no se tiene nada”, o que “la salud no se compra”.

Pues bien, estos días tuve la oportunidad de vivirlo en carne propia y, aunque mi malestar no pasaba de ser una infección de mediana intensidad,  en realidad logró tumbarme anímicamente, no tenía ganas de nada, no me sentía con ánimos ni de levantarme de la cama, afortunadamente la infección no me tuvo en el baño todo el tiempo, pero no era necesario, toda mi energía se esfumó; entre el dolor de cabeza y el dolor de estómago, no me quedaba nada por hacer o siquiera pensar.

Reflexionaba también acerca de aquellas personas con alguna enfermedad realmente grave o incurable, y acerca de como desde el punto de vista de una persona sana, muchas veces nos preguntamos Cómo es que dichas personas pueden siquiera considerar la idea de morir? Cómo pueden pensar en no vivir?, o cómo perder el ánimo por la vida? Digo, lo mío fue una infección, no tan sencilla, pero no grave, y aún así, ya no quería nada, prefería poder estado dormido, para estar ausente, para no estar, para no pensar en el sufrimiento, desánimo y la falta de energía. 

Imaginemos ahora la carga psicológica y anímica para una persona que no sabe si va a mejorar o cuando, o peor aún, de aquellas que saben que no van a mejorar.

Así se ven, así vi las cosas desde otra perspectiva, la perspectiva de la falta de salud.

Obviamente ya habiendo mejorado y viendo todo en retrospectiva, podía pensar en cosas más banales, como todo lo que tuve que sacrificar en mi alimentación, ya que siendo de buen diente, el solo con leer la lista de las cosas de las que debía prescindir, me provocó otro dolor nada leve.

En fin, no deja de ser un sacrificio. Lo que sí es cierto, es que es increíble como con algo así, puedes valorar la salud y lo importante que es conservarla. Ahora, aunque sigo en tratamiento, poco a poco voy reintegrando a mi dieta cosas con más sabor, aunque espero que la lección aprendida perdure, así como el hábito de cuidar lo que como, sabiendo que hay cosas que no me caen bien, además de evaluar con mayor conciencia el riesgo de comerlas contra la posibilidad de enfermar.

Por lo pronto, aprovecho este momento de reflexión, para enderezar mis hábitos alimenticios por una parte, y para valorar en su justa dimensión la salud del cuerpo. Y si hay que olvidarse de los tacos de barbacoa por un tiempo, pues que así sea. Que rayos?!.

lunes, 18 de abril de 2011

De aromas que transportan...


Bajé al subterráneo y fue como si los casi 10 años no hubiesen transcurrido desde la última vez que estuve ahí, como si hubiese sido ayer que utilicé ese transporte, cargando únicamente una “backpack” y mis papeles.

Afuera, en todo ese tiempo, las cosas habían cambiado, yo había cambiado; arriba, el mundo era otro, dejó de ser ese mundo en el que habíamos vivido hasta entonces y empezó a ser otro, el de ahora, a la semana de mi regreso a México, aquel 11 de Septiembre del 2001.

En ese tiempo el viaje en avión no era el viacrucis que es hoy…

Pero ahí, abajo, el recuerdo era tan vívido, como si fuera real.

Fue volver a recordar las ciudades, los aromas, los sabores; tantos pequeños momentos que marcaron de manera tan definitiva mi vida, mi perspectiva de la vida y de lo que era el mundo.

El saber que no en todos lados las ciudades fueron diseñadas para los coches; saber que se puede vivir sin puentes peatonales; que París es mas bello en patines; que en el Louvre debe haber mas artículos egipcios que en los museos en Egipto; que un día cualquiera, hay mas fila para subir a la Torre Eiffel que para cualquier atracción de Universal Studios (en elevador, a pie no está tan mal); que en Inglaterra, el 95% de los turistas que mueren, se deben a accidentes de tráfico por la circulación izquierda; que en el Palacio de Buckingham la bandera no ondea si no está la Reina; que la mostaza de Dijon es un buen antihistamínico; que no hay que dar por hecho que la gente no entiende español; que en Amsterdam hay dos bicicletas por habitante; que puedes cargar en la mochila un queso holandés por un mes, pero al llegar a México, te lo pueden decomisar por haberlo declarado (mientras que quien no lo declara, pasa tres); que la sede del gobierno de la UE está en Bruselas; que en Gante está la única escultura de Miguel Angel fuera de Italia; que el escudo de Munich tiene unos monjes medio catarrines; que en algunas ciudades hay que cuidarse mas de las bicicletas que de los coches; que aún en el 2001 se notaba en Berlín la diferencia entre el Este y el Oeste; que las personas harían cualquier cosa para escapar de la Alemania Oriental (Checkpoint Charlie Museum); Que en Berlín no es tan buena idea andar en patines; que en muchas ciudades, los ciudadanos pagan los servicios porque es su responsabilidad, y no porque los persigan o los auditen; que si se te caen unos lentes al lago en Zurich deberás pagar multa por contaminarlo; que si te encuentras un “barrigón” sin camisa, de cabello chino y piensas: “solo falta que sea Mexicano”, existe una gran probabilidad de que al escucharlo hablar te des cuenta que sí lo es (LOL); que 95 de cada 100 personas se toma “la foto” deteniendo la Torre de Pisa; que en Venecia, los gondoleros NO cantan como en las películas; que ahí mismo, si una paloma (de los miles que hay) te golpea por accidente, la gente puede voltear a verte como si fuera tu culpa, por no quitarte de en medio; que en Verona, la “Chichi” de Julieta, es la parte mas tocada de su estatua; que los paisajes mas bellos los encontrarás en Suiza; que en Roma hay muchas italianas; que un miércoles cualquiera, podías ser el primero en llegar a la audiencia pública de Juan Pablo II y verlo a dos metros de distancia; que las playas en Europa, no tienen NADA que ver con las playas del caribe…

…en fin, es literalmente otro mundo. Al final de cuentas, es un viaje, para recordar siempre.

El haber decidido repentinamente dejarlo todo y lanzarme a la aventura, un mes, dos amigos, un mapa y un plan. Era en ese momento o nunca. Fue el momento justo.

No hay viaje como un “mochilazo”, nada de Tours guiados, nada de planes y horarios por cumplir, era simplemente ver lo que se quería ver, el tiempo que se quería ver.

A casi diez años de distancia, ese aroma, la grasa del subterráneo, me transportó de nuevo a ese viaje inolvidable.

Jeepeando que es gerundio...


Cada vez que viajo en carretera y cruzo por las montañas o algún despoblado y principalmente cuando voy a Monterrey, veo los caminos entre la sierra y no puedo evitar imaginarme manejando por ellos en mi Jeep, cómo sería la travesía, cuánto tiempo tomaría y a donde lleva ese camino.

En ocasiones me descubro siguiendo con la vista valles y cañadas al lado de la carretera imaginando que los recorro en el jeep.

Recuerdo que antes, veía como algunos amigos le profesaban un amor “sobrenatural” a sus vehículos, y la verdad es que, aunque yo también cuidaba mis coches, nunca sentí un “vínculo especial” que me ligara, digamos, profundamente a él.

Entonces, llegó el Gargajo, (la razón por la que se llama así, la pueden encontrar aquí)


Y, aunque, como la mayoría de los jeeperos, utilicé la frase de “no quiero modificarle mucho”, poco a poco lo he ido haciendo a mi gusto. Ahora, es un vehículo que, siendo sinceros, me emociona con solo verlo; pero no es solo el vehículo en si, es su capacidad, es el contexto en el que se mueve, el ambiente al que me transporta, los lugares a los que me lleva, los momentos que me permite vivir, son cosas difíciles de explicar, cosas que requieren un tipo especial de carácter, porque es una actividad que no es para las personas de “pipa y guante”.

Y aunque por muchas razones no puedo usarlo, ni salir a ruta tanto como quisiera, la emoción que provoca está ahi, aquí, puedo verlo desde la ventana, aguardando que me decida sacarlo y llevarlo a hacer lo que sabe hacer, lo que puede hacer...

 En fin, para aquellos que se pregunten "que es un jeepero?" les dejo este vínculo que les puede dar una mejor idea, y a los que no, quizá les ayude a entender un poco a esos locos que parece que no cuidan o no quieren a su vehículo.

Asi que, sin mas demora: Eres jeepero si...

martes, 29 de marzo de 2011

De carreras esperadas...

La noche previa.- No pude dormir bien. Ya sé que los nervios me traicionan; quizá me sugestiono. Luego, desperté temprano. Antes de la hora estimada; Cómo poder dormir si era el día que había estado esperando los últimos tres meses?
Hace seis meses, en julio para ser precisos, mi objetivo era lograr una “carrera estable” es decir, poder correr por determinado tiempo, sin desfallecer; ese día, estaba esperando a correr un medio maratón, 21km, 13.1 millas.
Sin más experiencia previa que un 10k, pero con un entrenamiento bastante serio y un compromiso bastante grande, me levanté ese día. Desayuno ligero, dos horas antes de la carrera, la ropa y los zapatos ya estaban listos desde la noche anterior, junto con el equipo de medición y el ipod, que tampoco podía faltar. Todo listo desde antes, para que no hubiera faltantes de última hora.
Por la mañana.- Al bajar de la habitación al lobby del hotel, por lo menos cincuenta personas esperaban lo mismo que nosotros, el autobús que nos llevaría a la línea de salida, todos, o la mayoría temblaban, pero no de nervios; la noche anterior, la temperatura había descendido inesperadamente y unos 11°C a las 7:00, además de un cielo nublado nos recibieron al salir del hotel; después de un leve sobresalto porque el hotel no estaba preparado para transportar tal número de participantes, nos dirigimos al punto de salida.
Siendo la primera experiencia en carreras fuera de México, no pude menos que sorprenderme por el nivel de profesionalismo y organización del evento y de los participantes, 10,900 corredores calentando, utilizando los baños, entregando las bolsas en los guardarropas y entrando a los “corrales” para esperar la salida.
Himno Nacional.- Obviamente no era el Mexicano, pero no deja de ser importante que en cada evento se muestre respeto por el país de origen y el país anfitrión.
La salida.- Finalmente, el conteo regresivo y la multitud empezó a moverse, gritos y aplausos de quienes acompañaban a los participantes.
Sitio histórico.- Sin duda, este recorrido en particular, no podía pasar por alto un lugar tan emblemático como Elm St., el sitio donde JFK fue asesinado, aunque nunca pensé que dicho lugar lo conocería en el marco de una carrera, no puedo negar que me impactó ver las ventanas de la librería desde donde se supone disparo Oswald, así como la cerca de madera desde donde según otra teoría se escondía otro de los tiradores, por no hablar de la cruz en la carpeta asfáltica indicando el punto donde las balas alcanzaron al mal logrado presidente estadounidense.
La ruta.- Aun así, el recorrido impresionante, personas a todo lo largo de la ruta apoyando a sus conocidos, familiares o al “random runner”, todos ellos inyectaban ánimo a los corredores.
Sudaderas, camisas, gorras, guantes y hasta calcetas tiradas a lo largo del recorrido una vez que los corredores iban entrando en calor y se preparaban para la ruta. Calcetas? Como te quitas las calcetas a media carrera? Espero al menos hayan traído ropa viejita para “tirarla” con tanta tranquilidad…
Y las millas fueron transcurriendo, casi sin sentirlas, con el ritmo cardiaco controlado y solo dejando ir las piernas de vez en cuando, al momento en que la música en el “playlist” preparado la semana anterior, invitaba a acelerar.
Paradas por bebidas hidratantes y paquetes energéticos, siempre manteniendo y monitoreando al cuerpo y sus reacciones al pasar las millas, luego, mientras monitoreaba en los cronómetros los tiempos parciales, noté que iba adelantado, que iba más de prisa de lo esperado, y que quizá podría terminar por debajo de las 2:00:00 hrs. Sería en realidad posible?
La ruta nos llevó por diferentes sitios de la ciudad, de diferentes estratos socioeconómicos, lo que nos permitió ver, desde Mansiones imponentes con grandes jardines, hasta barrios de trailers. Sin embargo, en todos encontramos el mismo nivel de apoyo por parte de quienes salían a ver al grupo de corredores pasar.
Fue así como las millas pasaron. Recuerdo en particular el marcador de la milla 6, +/-10km, ya que fue un gran parte aguas en mi entrenamiento el completar esa distancia. Y así, continuaron pasando los señalamientos, mientras el cuerpo seguía respondiendo de manera excepcional con cada paso.
Luego, después de ver la señal de la milla 12, era momento de acelerar, de cerrar con fuerza, de confirmar si el tiempo sería inferior a lo esperado, si realmente estaba terminando un medio maratón, si los meses de entrenamiento estaban rindiendo sus frutos. Fue así como pasé al lado del Cotton Bowl, ya en el Fair Park. Para ese momento, he de ser sincero, ya buscaba la meta, no por cansancio, quería verla, quería cruzarla, completar el objetivo.
El frío? Ese ahí seguía, en algún lugar, yo no lo notaba, y fue así, como al 1:54:29 finalmente crucé la meta, fue así que cumplí el objetivo.
Justamente así fue que, una persona que hace seis meses buscaba lograr una “carrera estable” para mejorar su condición, completaba el primer medio maratón en su vida.
Hoy, a 48 horas de haber terminado, espero con ansia la siguiente carrera…
Que porqué corro?
No sé…
Como dijo Forrest Gump: “I just felt like running”

lunes, 7 de marzo de 2011

de Nostalgia por el Terruño

Soy oriundo de una ciudad de montañas y a lo largo de mi vida estuvieron siempre ahí. A mi costado, a mi espalda, delante; rodeando y observando, involucradas involuntariamente en dada detalle y momento de la vida.
Nací en El Obispado, viví en la Loma Larga, crecí al costado del Cerro de la Silla y a la hora de elegir casa, fue al pie del Cerro de las Mitras, mientras que el trabajo, en más de una ocasión fue al pie de la majestuosa Sierra Madre.
Ahora, ya no estoy aquí; por lo menos no tanto como desearía. Ahora lo que puedo hacer es contemplarlas cada vez que regreso a ese pedazo de tierra al que llamo terruño, mientras desciendo de la Cuesta de Mamulique, esperando que no haya bruma que me impida contemplarlas en toda su majestuosidad, y disfrutar observándolas mientras manejo; disfrutar que llego al lugar dónde bajo su resguardo y sombra crecí.
Soy oriundo de una ciudad de montañas, y las extraño. Cuando aún vivía aquí, me preguntaba qué veía la gente que visitaba Monterrey, que tanto se admiraba, y se tomaba fotos, y les tomaban fotos para llevarlas de recuerdo a sus lugares de origen; me preguntaba si realmente eran tan impresionantes como para generar esas expresiones de asombro y tal admiración. Ahora que no las veo día a día, las extraño; las extraño, las valoro y las disfruto cada vez que tengo la oportunidad de regresar.
Quienes viven aquí quizá no tienen la oportunidad de disfrutarlas, como quienes no las tenemos a diario; ahora, cuando regreso y puedo verlas, y observar el detalle de las rocas y la vegetación, no puedo evitar estremecerme pensando que han estado ahí desde siempre, desde antes de mí y seguramente después de mi. Ojalá tenga la capacidad de transmitir a mis hijos el amor por esta tierra, porque a ellos no les está tocando disfrutarlas ni tenerlas, ni correrlas, escalarlas o hasta escoriarse las rodillas al descenderlas impulsados por la fuerza de gravedad.
Tengo orgullo de ser del norte, tengo orgullo de ser Regio, aunque con eso me gane el mote de “codo”, pero tengo más orgullo de las Montañas de Monterrey, de estas montañas que abrazan la ciudad y contemplan estoicas sus momentos  de gloria, triunfo y hasta de dolor, y siguen ahí como testigos de su crecimiento y desarrollo; que han estado ahí desde mucho antes que Don Diego de Montemayor llegara con doce familias y decidiera establecerse junto al ojo de agua de Santa Lucía y fundara la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey.
Soy oriundo de una Ciudad de Montañas, de La Ciudad de las Montañas.

jueves, 17 de febrero de 2011

...de cierto tipo de clientes

La semana pasada platicaba con dos amigos acerca de los clientes "complicados" y como muchas veces tenemos que tragarnos el orgullo, hacer un nudo en la garganta para no decir lo que pensamos en el momento, y calmarnos.

A lo largo de la vida en general y de la vida laboral nos topamos cada cierto tiempo con una persona así, de esas que te sacan te tus casillas solo por el placer de hacerlo, porque saben que tienen "el poder" de hacerlo, porque esperan que no les respondas, porque hacer menos a los demás, y tratarlos de incompetentes hacia abajo, los hace sentir "grandes".

Sin embargo, los años de experiencia, que pueden no ser muchos, pero que ya suman casi quince desde que me gradué, me han enseñado que es difícil razonar con la pared; que es difícil hacer entender a quien no quiere hacerlo, a quien pretende imponer su voluntad como una verdad total y absoluta; es así como, con el tiempo (y a fuerza de unos cuantos golpes en el orgullo) he aprendido a tratar con personas así; aunque siendo sincero, eso no quiere decir que solamente los tolere y "aguante vara" por el simple hecho de que no van a modificar su posición, no señor!, la clave está en saber cuándo abrir la boca, cuándo los argumentos que puedas presentar serán tan contundentes que ni los gritos y manotazos pueden ocultarlos, y es ahí, donde finalmente se obtiene la recompensa, la satisfacción de probar que se tenía razón.

No puedo negar que el nudo en el estomago sigue ahí cada que hay que lidiar con alguien así, pero hay que entender que es normal encontrarlos, hasta común, eso no va a cambiar.

Al final, cada quien su estilo de hacer las cosas. Yo? yo opto por las razones, por utilizar el sentido común, por convencer en vez de obligar, quienes te rodean lo valoran y lo agradecen...

...y eso hace la vida mas fácil.

martes, 8 de febrero de 2011

...de noches viendo fotografías.

Hijito:

Hace días mientras veía un grupo de fotos tuyas, nuestras, me puse a pensar...y a recodar. Te cuento:

Antes de ti, ya te lo he dicho, yo no era un "papá" era solo un señor, aunque en lo que a mi concierne, era un niño jugando a ser adulto; luego, llegaste tú.

Muchas veces me habían dicho como un hijo "te cambia la vida", pero créeme, nada podía prepararme para la alegría tan grande que sentí cuando vi tu cabecita salir del vientre de tu mami. Nada de lo que hubieran dicho podría haberme preparado para el amor que surgió en cuanto te tuve por primera vez entre mis brazos, con tus ricitos húmedos y tus párpados hinchados.

Un rato después, en la capilla del hospital, con el amor mas grande que jamás había sentido, tuve que pedir ayuda. Ayuda para entender como manejar un sentimiento tan sublime, tan vasto, tan fuerte, pues al mismo tiempo, me sentí indefenso. Un amor tan grande, y yo tan pequeño. No se si fuera o no merecedor de una bendición tan grande, pero si El, el de arriba te puso a mi cargo, yo te recibía con un amor total, incondicional e indestructible.

Ha pasado ya un tiempo desde ese día, pero cada vez que te veo al despertar o al regresar a casa, no puedo evitar que mi corazón se acelere, no puedo evitar emocionarme en redescubrir a través de tus ojos hermosos cada una de las maravillas que tiene este mundo y que como adultos la mayor parte del tiempo damos por descontado.

Por favor ten paciencia si a veces no entiendo que apenas estas creciendo y que hay muchas cosas que para ti son nuevas y que te tomará tiempo aprender a hacerlas o entenderlas.

Gracias hijito, porque tú me enseñaste el amor que solo se puede tener a un hijo, ese que no se puede explicar con palabras, que no se puede transmitir, que solo se obtiene al ser padre.

Gracias por hacerme comprender la fuerza que tiene la palabra "hijito" tantas veces pronunciada por mi padre.

Gracias, chaparrito, porque tú siempre serás quien me convirtió en un PAPÁ.

...de Coches

Puede que solo sea yo y como percibí las cosas desde niño, pero me parece que en Monterrey, la cultura de tener un buen coche, nos viene desde la niñez.
Recuerdo que en primaria, uno de mis amigos que manejaba un Volkswagen Safari, obviamente no era el mejor de los coches, pero en sexto de primaria, andar en coche era una exageración. Luego en secundaria, otro amigo traía coche, esta vez un Tsuru II, bastante mas defendible y también, bastante mas ligador.

En fin, con lo anterior quería hacer patente el hecho que desde niños nos hacen (o nos hacemos) soñar con manejar un coche super equipado, con sonido, el más nuevo que puedas comprar, etc. Al punto de que uno de los primeros "logros" en la adolescencia, es obtener la Licencia de Conducir.

Oviamente con el uso del coche, en muchos casos llega el uso desordenado e irresponsable del mismo, derivado del "poder" que confiere el controlar una maquina como esa.

El caso es que, ya teniendo uno, hay que cuidarlo como si fuera un hijo (siempre he pensado que mi primer coche sabía exactamente cuando eran los días de pago, dado que invariablemente se descomponía al día siguiente de cobrar), solo lo lavas/enceras tú mismo, le cuidas todo detalle, porque, en ciertos entornos y a cierta edad, el coche que manejes, influye en la percepción que de ti se tiene (se acepte este hecho o no).
Eso, siempre me había parecido común, aunque no tan "normal", como en los casos en que algunas personas llevan lo anterior  al extremo y tienen vehículos que dificilmente pueden pagar, sacrificando otras cosas igual o mas importantes. En fin, cada quien su vida y su varo.
Un escenario muy diferente a lo que he encontrado en estos años viviendo en la frontera, donde obviamente también se valoran los buenos coches, pero desde una perspectiva diferente, considerando que acá puedes facilmente conseguir, por ejemplo, un Lexus "viejito" por US$500, usarlo 6 meses y cuando éste se descomponga, dejarlo en un yonke y obtener quizá US$100 por él. Eso significa que por algo alrededor de los US$85 al mes puedes tener un coche bastante "decente" para moverte, esto sin considerar que estos autos, en muchas ocasiones no pagar ni placas, ni tenencia, ni mantenimiento. De lujo, no? Para qué quieres autofinanciamiento?

Como consecuencia, hay mucha gente que, maneja sin saber manejar, lo que genera, desde algunos accidentes de verdad increíbles, hasta otros en que, a pesar de haber chocado, ambos conductores siguen su camino como si nada hubiera pasado; de verdad sorprendente y en ocasiones hasta divertido.

En esta frontera (imagino que en otras será igual o muy parecido) los autos son eso, autos, medios de transporte, no un elemento de veneración, ni símbolo de status. Al final, hasta podría resultar más sano así (por lo menos para el ego).

viernes, 4 de febrero de 2011

...de jugar "a las carreritas"


Que increíble es ver correr a un niño! pero mas me sorprende/divierte el ver que una vez que aprenden a correr, a todos lados van corriendo, aunque no haya prisa por llegar, aunque vayan al cuarto contiguo, aunque reboten en la puerta mas cercana.
Siendo sincero, lo anterior lo noté después de leer un libro muy bueno que en cierto momento hace referencia al tema de los niños y de como al crecer, dejamos de hacerlo...

De una manera u otra, siempre he estado acostumbrado a hacer ejercicio o practicar algún deporte (aunque debo reconocer que JAMAS fui bueno para el soccer, lo que en si, será tema algún día), el caso es que, siempre he estado cerca de la actividad física.

La ocasión anterior que empecé a correr, fue a raíz de que mi hijo mayor empezó a caminar, lo que generó en mí la imperiosa necesidad de darle alcance sin morir en el intento, luego, al nacer el segundo, las desveladas pasaron su cuota y tuve que suspender las levantadas temprano "por gusto".
Luego, en julio pasado, sucedió algo que me hizo correr nuevamente: Leí. Leí un post en un blog que me recordó esa sensación que solo da el hacer algo tan natural, tan edificante y tan adictivo.

Fue así como volví a emular a Filípides y su carrera a Atenas. (Para conocer más del tema, da click aquí).

 


La diferencia fue que esta vez, fue programado, con metas establecidas, lo que con el tiempo me ha ayudado a mejorar tiempos y distancia, es así como entre mis objetivos (por no decir propósitos de año nuevo, dado que tienen la "cualidad" de no cumplirse) decidí correr dos medios maratones al año, en marzo voy por el primero.

Al principio, solo busqué lograr lo que se define como "carrera estable", es decir, correr por un determinado tiempo, constantemente; Luego, por tiempo; después, distancia; ahora, reducir tiempos. Todo es cuestión de tenacidad. La buena noticia es que, conforme vas practicando, mas te vas enganchando, y como consecuencia, menos te cuestan los esfuerzos mayores, lo que te lleva a intentar mas, y querer mas.

Hoy, tengo una idea, que quizá sea un sueño guajiro, pero espero por lo menos una vez en la vida, correr la prueba original, correr el maratón de Maratón a Atenas.

Quise compartir esta experiencia, porque mucha veces me preguntan como puedo levantarme temprano a correr y, aunque no soy de aquellos que despiertan a las 5 para correr a las 5:30, tampoco era de los que corrían en fin de semana o en días festivos, pero, este deporte te atrapa. yo no se si llamarlo adicción, pero sé que lo días que no corro, muero por hacerlo.

Hagan la prueba, no hay deporte mas "natural", fácil de practicar, benéfico para la salud, estimulante, ni mas instintivo.

Estamos hechos para correr!